domingo, 11 de diciembre de 2016

La crónica de Akakor

Tatunca Nara – el indio blanco de Amazonia
La crónica de Akakor



Karl brugger

Karl Brugger quién prestaba colaboración para una televisora pública nacional, la ARD, una de las cadenas de comunicación más importante de Europa, nacido en Munich -1941-, además de su título como Periodista, contaba con estudios en Sociología e Historia. Con el tiempo se transformó en un reputado especialista de culturas nativas americanas.

Intrigado por la confidencia, el corresponsal alemán decide aceptar el reto y partir a Brasil en busca del “príncipe del mundo subterráneo”. A su llegada, inicia una serie de investigaciones que después de un año de pesquisas e indagaciones, se verían coronadas por el éxito: Tatunca Nara

“El 3 de marzo de 1972. M., al mando en Manaus del contingente brasileño en la jungla, facilitó el encuentro. Fue en el bar Gracas á Deus («Gracias a Dios») donde por primera vez me enfrenté con el blanco caudillo indio. Era  alto, chronica-de-akakor.jpgtenía el pelo largo y oscuro y un rostro finamente moldeado. Sus ojos castaños, ceñudos y suspicaces, eran los característicos del mestizo. Tatunca Nara vestía un descolorido traje tropical, regalo de los oficiales, como posteriormente me explicaría y describió dos grandes catástrofes que habían asolado la Tierra, y habló de Lhasa, el legislador, un hijo de los dioses que gobernó el continente sudamericano, y de sus relaciones con los egipcios, el origen de los incas, la llegada de los godos y una alianza de los indios con 2.000 soldados alemanes. Me habló de gigantescas ciudades de piedra y de los poblados subterráneos de los antepasados divinos. Y afirmó que todos estos hechos habían sido registrados en un documento denominado la Crónica de Akakor”.

Un asesinato anónimo y sus antecedentes:


El 3 de enero de 1984, Karl Brugger, corresponsal de origen alemán que residía en el estado de Río de Janeiro –Brasil -, fue asesinado en pleno día por un tirador anónimo que le disparó a quemarropa mientras se encontraba paseando con un colega amigo – Ulrich Eucke – por la famosa playa de Ipanema.

En una ciudad donde la criminalidad, marginalidad y pobreza registra una de las tasas más elevadas del mundo, nadie prestó demasiada atención a la desaparición del periodista. La policía abrió un expediente para investigar el hecho, aunque las pruebas recopiladas no fueron muy efectivas. Solamente se pudo reconocer el arma, identificada como una ametralladora portátil 9 mm similar a una mini UZI, que suele utilizar el personal militar. El agresor nunca fue detenido y el caso entró en zona muerta.


Ocho años antes de su deceso, Brugger, había alcanzado cierto éxito con un libro de su autoría, “La Crónica de Akakor – Mito y leyenda de un pueblo antiguo de Amazonia (1976)” – best-seller en Europa y EE.UU.

La obra fue la culminación de un largo reportaje que dejó un saldo de doce tapes de grabación con un único interlocutor – Tatunca Nara, mestizo indígena y líder de los Ugha Mongulala quién en forma oral contó un extraño y fantástico relato sobre los orígenes milenarios de su pueblo.

Tatunca Nara – el indio blanco de Amazonia



Tatunca Nara

Durante la redacción de Crónicas de Akakor, Tatunca Nara contó a Brugger una intrigante historia. Refirió, que en 1936 Sinakaia, príncipe de su pueblo por esos años, tomó parte en el asalto de Santa María, poblado brasileño situado en las zonas altas del Río Negro. Los Ugha Mongulala, asesinaron a gran parte de los ocupantes, exceptuando, a cuatro mujeres que fueron hechas prisioneras. Sólo sobrevivió una monja de nacionalidad alemana, Reinha, que más tarde renunció a sus hábitos y se casó con Sinkaia. De esta unión habría nacido Tatunca Nara.

Cuatro años después, en 1941, la nueva princesa partió como embajadora en un viaje secreto hacia Alemania. Un año después, Reinha regresó con algunos dirigentes alemanes. Se estableció una alianza entre los dos pueblos. El acuerdo contemplaba que Akakor, recibiría dos mil soldados alemanes para enseñar a los Ugha Mongulala el manejo de armas poderosas, y que a cambio, estos últimos, se comprometían a construir grandes fortificaciones y a ganar nueva tierra cultivable.

“Pero la parte más importante del acuerdo, estableció que los alemanes desembarcarían en la costa brasileña y ocuparían las ciudades más importantes. Los guerreros de los Ugha Mongulala apoyarían la campaña mediante rápidas incursiones sobre los poblados de los Blancos Bárbaros situados en el interior del país.Tras la esperada victoria, Brasil sería dividido en dos territorios: los soldados alemanes reclamarían las provincias de la costa; los Ugha Mongulala serían satisfechos con la región sobre el Gran Río que les había dado por los Dioses 12.000 años antes.”

Según Tatunca los soldados alemanes tenían una ruta de viaje que les permitía ingresar al Continente Sudamericano sin problemas.

“El punto de partida lo constituía una ciudad alemana llamada Marsella. Se les decía que su destino era Inglaterra. Una vez a bordo de la nave, que podía moverse bajo el agua como un pez, les era revelado su auténtico destino. Después de viajar durante tres semanas por el océano oriental, llegaban a la desembocadura del Gran Río. Aquí les recogía un barco más pequeño, que los transportaba hasta las zonas altas del Río Negro. En la última parte de su viaje eran acompañados por exploradores de Ugha Mongulala. El trayecto hasta la gran Catarata situada en la frontera entre Brasilo y Perú lo realizaban en canoas, y desde aquí solamente eran necesarios veinte horas de camino hasta llegar a Akakor. En conjunto el viaje de los soldados alemanes duraba unas cinco lunas.”

Según Tatunca Nara, los primeros soldados alemanes llegaron a Akakor en 1941 y los últimos en 1945. La finalización de la Segunda Guerra interrumpió el plan original. Ante la imposibilidad de volver a Alemania, los soldados optaron por establecerse con los Ugha Mongulala. Durante años los alemanes vivieron con los Ugha Mongulala, armando y entrenándolos para una guerra que nunca llegó. Pero en 1969 estalló un violento enfrentamiento que involucró a las tribus salvajes y colonos blancos en la provincia fronteriza peruana Madre de Dios. Los alemanes y los Ugha Mongulala mataron a un número de colonos blancos y después de la llegada del ejercito Peruano se retiraron a Akakor.

“El líder de los indios, quien, según los informes de prensa peruanos, era conocido como Tatunca («gran serpiente de agua»), huyó tras la derrota a territorio brasileño”.

Con objeto de impedir una repetición de los ataques, el gobierno peruano solicitó del brasileño la extradición, pero las autoridades brasileñas se negaron a cooperar. Las hostilidades en la provincia fronteriza de Madre de Dios se volveron durante 1970 y 1971. Perú cerró la frontera con Brasil e inició la invasión sistemática de los bosques vírgenes. Según los testigos oculares, los indios peruanos compartieron el destino de sus hermanos brasileños: “fueron asesinados y murieron víctimas de las enfermedades de la civilización blanca.”

– El periódico londinense The Economist informaba en su número del 15 de mayo de 1968 sobre la situación de los indios brasileños:


“La lista de crímenes es infinita. La versión original de la investigación de los resultados de la encuesta ordenada por el ministro del Interior, Albuquerque Lima, pesa más de 100 kilogramos. La versión reducida ocupa veintiún volúmenes con 55.115 páginas. Ésta recoge los crímenes contra las personas y las propiedades de los indios, desde asesinatos, prostitución y esclavitud hasta los problemas relacionados con la venta de sus tierras y de su artesanía. Según informó el relator del gobierno, Jader Figueira, entre los crímenes se incluyen el exterminio de dos tribus pataxi en el estado de Bahía mediante viruelas transmitidas en pedazos de dulces. En el Mato Grosso, los Cintas Largas fueron exterminados mediante bombardeos con aviones de vuelo bajo; los empleados del Servicio de Protección India remataron a los supervivientes con ametralladoras. Asimismo, la alimentación de los indios ha sido mezclada con arsénico y con virus tifoideos”.

En 1968 se estrelló un avión cerca de Akakor. Sinkaia ordenó a su hijo Tatunca ir al sitio del accidente y matar a los sobrevivientes, que estaban siendo mantenidos en cautiverio por otra tribu. Pero en lugar de matar a los sobrevivientes, Tatunca libero los cautivos y les llevó a Manaos. En realidad los 12 supervivientes fueron oficiales del gobierno brasileño. –

“Cuando un periódico menciona a un caudillo indio que salvó las vidas de doce oficiales, le fueron concedidos un permiso de trabajo brasileño y un documento de identidad. Según diversos testimonios, el misterioso caudillo habla un deficiente alemán y sólo comprende algunas palabras de portugués, pero está familiarizado con varias lenguas indias habladas en las zonas altas del Amazonas. Unas pocas semanas después de su llegada a Manaus, Tatunca Nara desapareció súbitamente sin dejar huella”.

Una terrible sequía golpeó a la región de los Ugha Mongulala. Con el hambre en todas partes, Tatunca Nara decidió arriesgarse a salir a la superficie, para pedir ayuda a los “Blancos Bárbaros” y así aliviar los pesares que amenazaban a su gente.

“Vestido con las ropas de los soldados alemanes, abandoné Akakor y después de un laborioso viaje, llegué a Río Branco. una de sus grandes ciudades, situada en la frontera entre Brasil y Bolivia. Aquí me dirigí al sumo sacerdote de los Blancos Bárbaros, el obispo Grotti, a quien había conocido por intermedio de los doce oficiales blancos del avión caído. Le revelé el secreto de Akakor y le hablé sobre la miserable situación de mi pueblo. Como prueba de mi historia, le entregue dos documentos de los Dioses, y éstos convencieron definitivamente al sumo sacerdote blanco. Accedió a mi petición y regresó conmigo a Akakor. La llegada a Akakor del sumo sacerdote blanco provocó violentas discusiones con el consejo supremo. Los ancianos y los señores de la guerra rechazaron todo contacto con él. Para evitar cualquier posible traición, exigieron incluso su cautividad. Solamente los sacerdotes estaban preparados para discutir una paz justa. Después de argumentaciones infinitas, el consejo supremo concedió al sumo sacerdote blanco un período de seis meses, durante el cual expondría a su propio pueblo la terrible situación de los Ugha Mongulala. Para que pudiera reforzar su historia el obispo oculto un fragmento authentico de la Cronica Consagrado de los Padres Antiguos. Si no lograba convencer a los Blancos Bárbaros.

Durante seis meses, nuestros exploradores esperaron en el lugar acordado para el encuentro en la zona alta del Río Rojo. El sumo sacerdote blanco no regresó, pero encontro la muerte en un confuso accidente de avion. De todos modos, había enviado los documentos a una lejana ciudad llamada Roma. Esto es lo que, en cualquier caso, dijeron sus servidores.”


– supuestamente ahora estos documentos se encuentran en el vaticano!


Tatunca Nara se trasladó en 1972 a Manaos a negociar con los Blancos para asegurar la paz con ellos. El pensaba que era inútil luchar por más tiempo contra ellos.

“Con la ayuda de los doce oficiales cuya vida había salvado, entró en contacto con el servicio secreto brasileño. Apeló asimismo al Servicio de Protección India (FUNAI) y le habló a N., secretario de la embajada de la República Federal de Alemania en Brasil, sobre los soldados alemanes que, según sostenía, habían desembarcado en Brasil durante la Segunda Guerra Mundial y están todavía vivos en Akakor, la capital de su pueblo. N. no creyó la historia y negó a Tatunca Nara todo acceso posterior a la embajada.”

FUNAI sólo accedió a cooperar una vez que muchos de los detalles de la historia de Tatunca Nara sobre tribus indias desconocidas de la Amazonia fueron comprobados durante el verano de 1972. El servicio formó una expedición para establecer contacto con los misteriosos Ugha Mongulala y dio instrucciones a Tatunca Nara para que hiciera todos los preparativos necesarios. Sin embargo, estos planes se vieron interrumpidos por la resistencia de las autoridades locales de la provincia de Acre. Siguiendo instrucciones personales del entonces gobernador Wanderlei Dantas, Tatunca Nara fue arrestado. Poco antes de su extradición a la frontera peruana, sus amigos oficiales lo liberaron de la prisión de Río Branco y lo devolvieron a Manaos donde en 1972 Karl Brugger cruzó su carretera por primera vez.

Karl Brugger investigo si los nazis en realidad estuvieron en Akakor y si había o no un plan para invadir a Brasil. Según Brugger, el Tercer Reich consideró que era esencial mantener neutral a Brasil para que los submarinos alemán pudran tener el control del Atlántico Sur. Una posterior invasión a Brasil fue el plan de expansión natural del Tercer Reich. Pero los Estados Unidos arruinaron este plan cuando persuadieron el gobierno de Brasil para alinearse con los Aliados.Por parte alemana, los esfuerzos estadounidenses en Brasil fueron cuidadosamente anotados. El general Canaris consideraba la estricta neutralidad de Brasil como un requisito necesario para el dominio de los submarinos alemanes sobre el sur del Atlántico. El general Keitel contemplaba la futura invasión de América del Sur como una secuencia natural de la expansión del Tercer Reich.

En la primavera de 1942 Brasil fue el principal objeto de discusión en una reunión del Mando General en Berlín. Asuntos Exteriores, representado por el embajador Ritter, aconsejó en contra de una acción militar en vista de una posible solidaridad por parte de todos los países de América Latina. Keitel y Rosenberg sugirieron que se montara un ataque masivo contra dicho país. Después de vehementes discusiones, Hitler se decidió por un ataque de represalia para «castigar a Brasil por su alineamiento hacia los Estados Unidos y disuadirle de futuras acciones hostiles».

La operación secreta se inició en Burdeox a comienzo de julio del 1942. Una flotilla de submarinos salió hacia el Atlántico sur con el objetivo de hundir en «maniobras libres» tantos barcos brasileños como fuera posible. El 15 de agosto del 1942 el submarinos U-507 torpedeo el carguero brasileño Baendepi en las cercanías de Salvador y veinticuatro horas más tarde el carguero Araquara. Siete días después, el 22 de agosto del 1942, Brasil declaró la guerra al Tercer Reich.

El resultado final de la Segunda Guerra Mundial no se vio afectado por la lucha en el frente brasileño, que se limito a la costa septentrional, desde Salvador hasta Belém, en la desembocadura del Amazonas, pasando por Recife. Los submarinos que operaban en este área tenían el objetivo de cortar los suministros aliados a África y Europa e impedir el desarrollo de unas poderosas fortificaciones defensivas aliadas a lo largo de la costa. Era aquí donde los brasileños y los estadounidenses habían estacionado escuadrillas de bombardeo y un ejército de 55.000 hombres. Según una observación contenida en la Historia do Exercito Brasileiro, su misión consistía en «la defensa contra una posible invasión alemana de la región de Joáo Pessoa y Natal».Alemania hundió 38 buques brasileños desde 1942 hasta el final de la guerra.

Es posible que soldados de Alemania llegaron a tierra en la Amazonía para hacer su camino a Akakor.Las operaciones secretas en América del Sur de los alemanas fueron numerosas y bien fundadas. En 1938, un submarino alemán reconoció la zona inferior del Amazonas. Su tripulación hizo una investigación geográfica y estableció contactos con la colonia alemana en Manaus. Realizó asimismo el primer film histórico sobre la Amazonia, que todavía se conserva en los archivos de Berlín Oriental. El material fotográfico hecho público demuestra que el interés de los investigadores fue mucho más allá de la mera recogida de datos personales.

Otra operación, que se halla documentada en los archivos de la fuerza aérea brasileña, fue el viaje del barco de la S.S. Carlina en junio de 1943 desde Maceió hasta Bélém. La fuerza aérea brasileña pensó que transportaba un cargamento de armas para agentes secretos alemanes y atacó el barco sin éxito. Hay numerosas referencias sobre operaciones secretas del Tercer Reich en Brasil. Testigos oculares afirman haber observado el desembarco de submarinos alemanes en la costa de Río de Janeiro. Un periodista de la revista brasileña Realidade descubrió en el Mato Grosso una colonia alemana, compuesta al parecer exclusivamente de antiguos miembros de las S.S.

En mayo de 1945, el día antes de Alemania se rindió, dos submarinos, el U – 530 y el U – 977, partieron desde el norte de Alemania con rumbo a América del Sur. Cerca de tres meses más tarde, se entregaron en momentos distintos a Argentina. Cuando los capitanes de los submarinos fueron entregados a los norteamericanos, dijeron que no tenían pasajeros con importancia a bordo y que ellos se entregaron a Argentina porque no quisieron rendirse a los británicos. -Pero: ¿dónde estuvieron antes de su entrega? y ¿por qué tomaron casi tres meses para su entrega?

Tatunca Nara, supuestamente, no sabía nada de la guerra en Europa. Su conocimiento de la guerra se limita a lo que los alemanes le dijeron, y sin embargo, según Natunca Nara, los alemanes siguieron enviando soldados a Akakor en mayo del 1945.

Según la Crónica de Akakor, los soldados alemanes llegaron a la capital de los Ugha Mongulala entre 1940 y 1945. El punto de partida de esta operación secreta lo constituyó Marsella. Entre sus miembros se encontraban A. Jung de Rastatt, H. Haag de Mannheim, A. Schwager de Stuttgart y K. Liebermann de Roth. Mujeres y niños acompañaron al último grupo. El contacto había sido facilitado por una hermana misionera alemana de la estación de Santa Bárbara (la madre de Tatunca Nara?). Una investigación de los datos contenidos en la Crónica de Akakor suministró la evidencia de que los cuatro soldados mencionados fueron dados por muertos en 1945 y según información recibida de la diócesis amazónica, la estación misionera de Santa Bárbara fue atacada y destruida por tribus salvajes indias. Entre los numerosos muertos se encontraban varias monjas alemanas.

De otras fuentes dicen que antes de la Segunda Guerra Mundial (1941) y durante ella, los alemanes emprendieron una gran aventura hacia el Amazonas, en busca de Akakor, una ciudad milenaria perdida en medio de la selva. Los alemanes, conocedores de la leyenda, quisieron readaptarse en Akakor sirviéndose de ésas antiguas instalaciones subterráneas. Hacia allí convergieron cientos (tal vez miles) de soldados con toda clase de equipos en busca del sitio sagrado. Lo casi inaccesible de la región, sumado al clima lluvioso y tribus hostiles, hicieron fracasar supuestamente la operación en 1945. Un gran número del contingente original se retiro con destino desconocido pero muchos de ellos desertaron y se dispersaron por toda América del Sur, quedando muchos alemanes, con mujeres y niños inclusive.

Las ciudades perdidas – un secreto de estado, la gran vergüenza de los historiadores o simplemente algo que falta a descubrir?

” Tatunca Nara reveló que su pueblo, después de la llegada de los españoles, se dividió en tres grupos: una parte iría a la región de Solimoes, en Acre, otra parte para la región de Gurupira donde dominaron desde la fortaleza de Akahim y una tercera habría emigrado a la Isla de Pascua”

El 30 de diciembre de 1975, el satélite Landsat II fotografió una zona del sudeste peruano, en la latitud 13 ° S, 71 ° 30 “W de longitud. Las fotografías revelaron 12 pirámides cubiertas de árboles. Lamentablemente, todos los intentos de llegar a estas pirámides han llevado a la muerte o la desaparición de numerosos exploradores.


Estas pirámides podrían ser parte del complejo Akakor?


En 1979 Pires Brandão un renombrado arqueólogo brasileño, partió en un vuelo por la zona y observó extrañas formaciones en la selva, dándose cuenta que esos montículos no eran normales, sino que se asemejaban a pirámides. Por esa época un grupo de exploradores ingleses intentaban llegar a Akahim a través de Venezuela. Roldão Pires Brandão, temiendo perder la primicia, informó de su descubrimiento a la revista “Veja”, una de las más importantes de Brasil.

El 1 de Agosto de 1979, un reportaje de cinco páginas publicados por la revista Veja mostró el increíble hallazgo:

“Dichas pirámides y la ciudad de Akahim se situaban en la cordillera de Parima, en el sistema montañoso del Gurupira, en las fuentes donde nace el río Padauiri (que es afluente del Rio Negro). Su localización está cercana a la frontera con Venezuela y el territorio es considerado por el gobierno brasileño de “seguridad nacional”.

La expedición brasileña pudo fotografiar las pirámides desde unos cuatro kilómetros de distancia pero, les fue imposible aproximarse a ellas ni a las ruinas de la ciudad abandonada de Akahim ya que no podían abrirse camino a través de la tupida jungla por falta de braceros.“

Roldão Pires Brandão aseguro haber tenido como guía al indio Tatunca Nara que, no solo les llevó hasta el lugar donde se ubicaban las pirámides sino que prosiguieron hasta el noroeste, siguiendo las crestas de la Sierra de Gurupira, hasta llegar a las inmediaciones de las ruinas de una ciudad perdida y abandonada medio escondida entre la espesura de la selva. En ella pudieron observar incontables bocas de cavernas por entre las rocas del lugar adyacente.

Al parecer, según testimonios posteriores, la ciudad ya había sido vista por pilotos civiles y militares de las Fuerzas Aéreas Brasileñas que sobrevolaron la región.

Varios exploradores han perdido la vida en busca de Akakor.


Los investigadores desoyeron “las señales”, y continuaron buscando las ciudades subterráneas. La mayoría desapareció en la selva amazónica.

Gregory Deyermenjian, un explorador americano uso mucho de su tiempo en Perú en busca del Gran Paititi y supuestamente le dijo a David Childress (el autor de Ciudades Perdidas y antiguos misterios de América del Sur), sobre un joven americano de una familia adinerada que llego a Cuzco (Perú) en 1977, obsesionado con la búsqueda de Akakor.

Dijo que el jóven Américano contrató los servicios de un propietario de hotel para que lo acompañe a la cabecera del Río Yaco a alcanzar un guía indio, que lo lleva a Akakor. Pero la cabecera del Río Yaco está situado en un área muy remota y casi imposible de llegar desde el lado de Perú. El propietario del hotel le acompaño hasta la región de Cosnipate. – El joven aristócrata nunca fue visto u oído de nuevo.

1980: John Reeds, otro norteamericano desaparecido. Una carta fue encontrada dentro de sus pertenencias donde declara estar a dos días de Akahim. En la misma hay elogios hacia Tatunca Nara. Sin embargo contra los deseos de este se interno solo en la selva.

1983: Herbert Wanner. Ciudadano suizo. Desaparecido y encontrado muerto. Tuvo contacto con Tatunca Nara. Interrogado negó cualquier implicación.

1986: Christine Heuser. Investigadora alemana de la AAS. Paso cuatro semanas con Tatunca Nara. Se cree que tuvo un romance con el líder de los Ugha Mongulala. Hasta hoy figura como desaparecida.

Como si esto no fuera suficientemente sospechoso, aparte del “confuso accidente” aeronáutico del Bishop Groti también Karl Brugger fue asesinado fuera de su apartamento por un asaltante desconocido (asesino?).

¿Por qué? ¿Su asesinato tiene nada que ver con su libro, y/o su conocimiento de Akakor? La respuesta probablemente nunca se sabe.

Cuando en 1984 sobreviene la muerte del periodista, un nuevo capítulo comienza a escribirse en la intrincada y enigmática historia de Akakor. Hasta ese entonces no existían objeciones demasiado graves en contra de la figura de Tatunca Nara, pero todo eso cambió, cuando desde Alemania se difundió que el indígena en realidad era un ciudadano de ese país con un pasado como convicto y su verdadero nombre, Günter Hauck, figuraba en los archivos policiales alemanes como desaparecido desde el 15 de Febrero de 1968, fecha, en la cual abordó un barco para dirigirse a Río de Janeiro. A partir de allí, su rastro se perdía. El expediente también mencionaba, que durante su estadía en prisión fue conocido con el apodo de Tatunca Nara.

En medio de la polémica, otro tema salió a luz. Se denunció que en los días posteriores a la muerte de Brugger, el consulado alemán entró a su departamento y se llevó toda la documentación privada del periodista.

Qué estaba pasando?

“Se comentó que Karl Brugger iba a hacer públicas en los días próximos a su asesinato, fotos y filmaciones que probaban que hubo un asentamiento del Tercer Reich en la parte alta de Río Negro. Según sus allegados, el periodista confió, que estaba trabajando en una hipótesis más controversial acerca del tema de las ciudades subterráneas y sus exploraciones en la jungla sudamericana, pues dijo contar con documentos inéditos que avalarían su investigación”.

Reinha llevo en su viaje a Alemania su hijo Tatunca Nara? Günter Hauck es su nombre materno? El se quedo parte de su vida en Alemania y regreso de nuevo a Akakor a convertirse en el líder de los indios, peleando en la frontera de Peru en contra los colonos blancos?

Oh solo era un simple ciudadano alemán que se entera de esta historia y sus pormenores de parte de uno de los alemanes que participo en la búsqueda a Akakor?

Cual es el verdadero secreto de la región fronterizo de Brasil, Peru, Bolivia, Colombia y Venezuela? Porque tantos expediciones a esta zona selvática fracasaron o terminaron con la muerte de sus integrantes?

En 1925 el coronel P.H.Fawcett escribió:

“Si no volvemos, no deseo que organicen partidas de salvamento…Es demasiado arriesgado. Si yo, con toda mi experiencia, fracaso, no queda mucha esperanza en el triunfo de los otros. Esa es una de las razones de por qué no digo exactamente hacia donde vamos… Ya sea que pasemos y que volvamos a salir de la selva, que dejemos nuestros huesos para pudrirse en ella, una cosa es indudable: la respuesta al enigma a la antigua Suramérica… y quizás el del mundo prehistórico… será encontrada cuando se hayan localizado esas antiguas ciudades y queden abiertas a la investigación científica. PORQUE LAS CIUDADES EXISTEN… DE ESO ESTOY SEGURO…”


Parece bastante probable que los Ugha Mongulala son personas reales oh mejor tenían estrecha relación con los Incas y que las tradiciones sobre las ciudades perdidas tienen su contexto real. La selva arropa la historia y sus misterios con un mantel en verde y cada día mas salen nuevas pruebas o indicios de la real existencia de ruinas, piramidas y de la existencia de pueblos desconocidas hasta el momento.

Existe ciertos paralelismo entre la Chronica de Akakor y leyendas del Perú del Gran Paititi, a donde huyeron los últimos Inca.

Akakor es el Inca Paititi?


Karl Brugger nunca perdió las esperanzas de encontrar las ciudades perdidas. Podemos suponer, que era consciente de la verdadera identidad de Tatunca Nara, pero aún así, el indígena continuó jugando un papel fundamental en el trazado de su historia, y por otra parte, hasta sus últimos días tuvo la certeza que Tatunca no mentía.

Pero si no mentía, no se explica el fracaso de todas las expediciones emprendidas, incluyendo la del propio Brugger. Ahora bien, en el tren de conjeturas, ¿qué es lo que se esconde tras Akakor? y por qué ese repentino interés en el factor nazi?. Cual participación tiene el servicio secreto de Brasil como protector de Tatunca Nara en el manejo de los misterios de la selva amazónica?.

Porque el gobierno de Brasil considera la zona de Gururipi por razón de “seguridad nacional“ como zona cerrada?

Es de común conocimiento que los alemanes buscaron en diferentes lugares de sudamerica entradas la mundo subterráneo y muchos de ellos se refugiaron después y antes de la segunda guerra en las inaccesibles selvas de Brasil. – Pero, que encontraron ellos en esto expediciones? Existe un misteriosos mantell de silencio por parte de los gobiernos aliados alrededor del destino de una élite nazi desaparecido!

Cual es la verdadera razón de tantos fracasos y muertes en los intentos de descubrirlo?

“En 1984 el vicepresidente del Instituto de Arqueología de San Paulo, Aurélio M.G. de Abreu, descubrió junto con otros dos investigadores una construcción de piedra que daba la impresión de haber servido como fortaleza en una época remota”

El verdadero gestor de su descubrimiento fue Gabriel D’Annunzio Baraldi, reconocido lingüista ítalo-argentino, ya fallecido.

Conocida como Ingrejil, la ciudad perdida no era un secreto para los residentes de la zona que aseguraban que sus ruinas tenían alguna semejanza con las construcciones de la Isla de Pascua.

Ingrejil sin embargo, durmió en el silencio de los medios y muy pocas informaciones trascendieron los despachos oficiales. Permisos de investigación fueron rechazados y el sitio de su localización no fue revelado. Su situación aproximada la ubican en el estado de Bahía, norte de Brasil, a 1.500 metros sobre el nivel del mar. En la región de Chapada Dimantina. Arqueólogos locales que vencieron la censura, hablaron de “paredes pulidas y de técnicas avanzadas de construcción diferenciadas de los moradores de la región“. Baraldi mencionó la existencia de hachas pequeñas y pedazos de cerámicas vitrificadas. Las primeras dataciones de las formaciones arrojaron una cifra de 2.000 a.c.

Se cree que Ingrejil fue una ciudad autónoma, que tenía su propia fuente de agua pura, viveros, pastos y zonas para agricultura. También se detectaron piedras cortadas en ángulos rectos y aplanamiento artificial de terrenos, así como morros en formas piramidales.

Se sabe que en la actualidad se están efectuando expediciones a la zona, una de las últimas excursiones data del año 2004, pero hasta ahora se ignoran los resultados obtenidos.



Para evitar su deportación – el gobierno alemán lo acusa de estar relacionado con las muertes o el desaparecimiento de ciudadanos alemanes – en 2003 se hizo declarar loco, sin propio dominio de su mente!

18 de enero de 2006 – un misionero en Brasil informa que Tatunca Nara es vivo y bien. El dijo que Tatunca y su esposa brasileña viven en la calle de él, en Barcelos y que Tatunca sigue llevando europeos en expediciones a la selva. El es famosa por ser el único “gringo“, que pretende ser un indio.



Fuente: https://descubriramerica.wordpress.com/relatos-de-una-antigua-ciudad-perdida-en-la-amazonia/tatunca-nara-el-indio-blanco-de-amazonia/

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