domingo, 30 de julio de 2017

La anomalía del Mar Báltico


Se conoce como Anomalía del Mar Báltico a una formación con un aspecto similar al de un champiñón achatado de unos sesenta metros de diámetro, detectada en el fondo del Mar Báltico. También ha sido denominada como “el ovni del Mar Báltico”. La formación fue descubierta por rastreo sonar el 19 de junio de 2011.1 El hallazgo se produjo en algún lugar no desvelado del fondo del Mar Báltico entre las aguas fronterizas de Suecia y Finlandia.


Los responsables del descubrimiento Peter Lindberg, Dennis Åsberg y su empresa Ocean X Team, han recibido atención mediática en el pasado debido a que sus exploraciones del fondo marino permitieron el hallazgo de un bombardero B-17 estadounidense en 1992 o la recuperación de 2400 botellas sin abrir de Heidsieck & Co Monopoele Gôut Americain, un champán americano de 1907, que alcanzó precios récord al ser subastado en Christie’s y que es considerado el champán más caro del mundo.
Sin embargo, fue la inusual forma antes referida la que mayor atención mediática ha recibido, ya que invitó a una gran especulación sobre el origen sin ninguna evidencia clara, más allá de su forma y tamaño. Las exploraciones actuales se concentran en determinar de qué tipo de material está compuesta la anomalía.
Detección
El 19 de junio de 2011, la Ocean X Team, una empresa de buceo con sede en Suecia dedicada a la caza de tesoros y reliquias bajo el mar,5 se hallaba explorando el fondo del Mar Báltico en la frontera marítima entre Suecia y Finlandia, buscando los restos de un naufragio de la Primera Guerra Mundial. En su lugar, detectaron una presencia inusual con una forma discoidal de 60 metros de diámetro y a 87 metros de profundidad. Tras una cuidadosa observación, se constató que en el fondo marino era posible atisbar una estela de zanjas que se extendían 400 metros hacia el objeto. Desde el primer momento se descartaron a las corrientes marinas del Báltico como causantes, ya que estas no son capaces de arrastrar objetos de tales dimensiones. Una segunda anomalía, encontrada a 182 metros de la primera, ha permitidBaltico2o a los descubridores sugerir que las dos podían formar parte de una sola estructura, ya que ambas parecen haber seguido una misma dirección sobre el fondo oceánico.
Hipótesis
Procedencia extraterrestre
El descubrimiento alentó a algunos ufólogos a afirmar que la anomalía podía corresponder a un osni o un ovni accidentado. Los medios de comunicación pronto se hicieron eco de la noticia comentando el parecido de la anomalía con el Halcón Milenario de la película Star Wars. En un comunicado de prensa del 8 de septiembre de 2011,Peter Lindberg señala que:
“Tenemos que saber qué es lo que hemos encontrado. Los medios de comunicación han estado especulando acerca de todo, desde ovnis a naves espaciales rusas. Lo que podemos afirmar por el momento es su tamaño y forma; también sabemos, basándonos en las imágenes de sonar, que existe una rastro de hendiduras, desde o hacia, la anomalía que abarca varios metros a lo largo del fondo oceánico. No podemos decir cuando se coloco en el Mar Báltico, si el objeto fue arrojado al mar o si se trata de un fenómeno natural.”
Yacimiento arqueológico
Preguntándosele de nuevo a Peter Lindberg sobre cual creía él que podía ser la naturaleza del objeto, descarta la posibilidad de que se le considere un ovni y cree que puede tratarse de cualquier cosa, desde una formación geológica hasta un yacimiento arqueológico.
Procedencia humana reciente
Algunos medios de comunicación han sugerido que podría tratarse de una construcción humana, como una torreta de cañones de un navío de la Segunda Guerra Mundial o una estación de seguimiento secreta de la Guerra Fría. 
Procedencia geológica
VolcánicaBaltico
Algunos de los expertos sugieren que podría tratarse de una simple formación rocosa producida por expulsión de líquido o una formación de lava acojinada.
Depósito glacial
El profesor de geología, Volker Brüchert, afirma que lo más probable es que se trate de un depósito glacial, de ese modo, los glaciares que formaron el Mar Báltico habrían transportado dicha formación desde su lugar de origen. De un modo similar a las grandes rocas en equilibrio que se encuentran en la cima de muchas montañas.
Meteorito
Con posterioridad a la segunda exploración, Peter Lindberg, admitió que podría tratarse de una formación geológica y especuló sobre la posibilidad de que se tratase de un meteorito que hubiese atravesado el hielo de la última glaciación, o que fuese, un volcán submarino.


Primera exploraciónBaltico
La primera exploración se ve retrasada hasta el 06 de junio de 2012, ya que en verano las aguas del Báltico son menos turbias y la visibilidad es mejor.
La nueva descripción afirma que el objeto se asemeja a una estructura circular de suave hormigón de 4 a 8 metros de alto sobre el lecho marino con líneas a 90 grados, paredes rectangulares y, toda ella asentada sobre una estructura de menor tamaño, “como el corcho de una botella de champán”. Ocean X Team ha presentado varias fotografías. En una de ellas, se puede apreciar una formación con forma de media burbuja sobresaliendo de la superficie y de unos pocos metros de diámetro, en otra, se puede apreciar un grupo de rocas vagamente ordenadas en círculo sobre la superficie y en la otra se puede apreciar un agujero de 25 cm de diámetro.13 Respecto a esta última fotografía, se asegura que el agujero solo pudo ser registrado una vez y que no pudo ser encontrado de nuevo, pudiéndosele atribuir su origen a los propulsores de la cámara robótica submarina o algún tipo de corriente.14 Tras la segunda expedición Peter Lindberg, volvió a hacer nuevas declaraciones respecto a su origen:
“Si ha sido construido, de cualquiera de las formas que fuese, tiene que haber sido una construcción previa a la Edad de hielo. No ha sido producido por la Glaciación. […] No creo que [las rocas que se encuentran sobre el objeto] pudiesen llegar hasta ahí de no haber sido por el hielo.[…]No puedo decir que no sea un ovni, porque este objeto me ha sorprendido mucho.“
La expedición, recogió varias rocas que se encontraban en las inmediaciones de la formación. Dichas rocas fueron estudiadas en el laboratorio del profesor en geología, Volker Brüchert, de la Universidad de Estocolmo.
Volker Brüchert concluyó que en su amplia mayoría, las muestras se componían principalmente de granito, gneiss y arenisca. También afirmó su sorpresa por encontrar entre las muestras, una roca negra basaltica de tipo volcánico, recogida por el equipo precisamente por carecer de una cubierta de limo, pero que en cualquier caso, no era algo inusual y que podía haber sido transportada por los glaciares. Con posterioridad, dicho profesor reprochó que se hubiese “generosamente ignorado” parte de sus conclusiones la hora de dilucidar el origen de la formación.
Peter Lindberg, a su vez, afirmó que todavía no se habían extraído muestras de la formación misma y por lo tanto no era posible para nadie, dilucidar su origen.
Alegaciones sobre anomalías
Durante la expedición, se detectaron fallos de transmisión con el teléfono satelital de la nave Ancylus, mientras se encontraba sobre la anomalía, recuperándose la comunicación, al distanciarse unos 100 metros del enclave.
Los buceadores observaron una temperatura de -1°C en su ordenador de buceo, así como problemas de funcionamiento de la videocámara en las cercanías de la formación.
Al mismo tiempo, se experimentaban dificultades con el sonar del robot submarino, aunque su cámara funcionase con normalidad. Respecto a ellas, Peter Lindberg, afirma que no es algo a lo que haya darle demasiada atención, dado que siempre se han experimentado todo tipo de malfuncionamiento con el equipo en exploraciones anteriores al hallazgo.


 Detalles técnicos de la expedición
El coste aproximado de la expedición es de 7.000€ al día.
Debido a la baja visibilidad de la zona, solamente una pequeña parte de la anomalía ha sido explorada.
El equipamiento que usa la expedición se compone de: Multibeam echosonders, Blue View sonar y Cámara robótica submarina.
Críticas
La baja resolución de imágenes, la ambigüedad de las declaraciones, la falta de muestras de la propia formación y el hecho de Ocean X Team, estuviese preparando visitas guiadas en submarino de recreo, ha hecho que algunos medios sugieran que se trata de una estafa.19 20 21 Ocean X Team afirma estar preparando imágenes en 3D obtenidas con un sonar 3D Multibeam sonar, además de los resultados que esperan obtener de la tercera exploración.
Segunda exploración
Una segunda expedición zarpó de nuevo en el 9 de julio de 2012, con la intención de recoger muestras de la estructura de la anomalía misma. Sin embargo, los responsables afirmaron que tal acción no había sido posible.
Tercera exploración
Una tercera exploración, tuvo transcurso entre el 9 y el 14 de septiembre de 2012, sin embargo fue abortada, sin nuevos resultados debido a condiciones climáticas adversas.
El famoso «ovni del Báltico» no es más que un depósito glaciar, una formación rocosa arrastrada por el hielo hasta el mar hace miles de años. A esa conclusión ha llegado Volker Brüchert, profesor asociado de Geología de la Universidad de Estocolmo, tras estudiar las muestras facilitadas por su descubridor, el cazatesoros Peter Lindberg, que no ha querido hacer ningún comentario al respecto.
Por supuesto, la localización exacta del objeto no ha sido revelada por Lindberg, que se garantiza así la exclusividad del (posible) hallazgo. Lo que sí ha dicho que el supuesto ovni se encuentra a unos 90 metros de profundidad en el fondo del golfo de Botnia, un estrecho brazo de mar de unos 700 km. de longitud situado entre Finlandia y Suecia.Baltico.
Formado en la Edad de Hielo
Tal y como ya informó ABC, a finales de julio los buceadores de Ocean X recabaron algunas muestras del objeto, y las enviaron para su estudio a Volker Brüchert. Y sus conclusiones fueron un jarro de agua fría para Lindberg: «Me encontré -dijo el investigador- con un mineral negro que podría ser muy bien una roca volcánica. Mi hipótesis es que este objeto, esta gran estructura, se formó durante la Edad de Hielo hace muchos miles de años».
Vamos, que el geólogo encontró una explicación a las primeras de cambio sobre la «misteriosa e inexplicable» naturaleza del objeto. La web de divulgación científica Life’s Little Mysteries se puso en contacto con el investigador, quien aseguró que no hay nada de misterioso en la «anomalía del Báltico».
«Es bueno que haya voces críticas sobre este supuesto “misterio del Mar Báltico”-asegura Brüchert- . Lo que el equipo de Team X ignoraba por completo es que la mayor parte de las muestras que sacaron del fondo del mar eran granito, gneis (rocas con la misma composición que el granito) y arenisca». Y esto, según el científico, es exactamente lo que esperaríamos ver en una cuenca glaciar. El Mar Báltico entero es una gran cuenca glaciar, una región excavada por el hielo hace miles y miles de años.
Reconstrucción a partir de los datos del radar


Pero junto a esas rocas corrientes, los buceadores sacaron a la luz algo mucho más interesante: un fragmento de roca basáltica, un tipo de mineral que se forma al endurecerse la lava. «Dado que todo el norte de la región del Báltico está enormemente influenciada por el deshielo de los glaciares, tanto la estructura (el supuesto ovni) como estas muestras de roca se formaron probablemente en íntima conexión con los procesos glaciares y post glaciares. Y lo más probable es que esas rocas fueron transportadas por los glaciares».
En otras palabras, que el famoso ovni no sería más que un depósito glacial, una formación rocosa arrastrada al mar por los hielos (lo que, además, explica las marcas) hasta su posición actual. Por supuesto, ni Lindberg ni ningún otro miembro de Ocean X han querido hacer comentario alguno sobre los resultados de este análisis. En cuanto a las fotografías, conviene recordar que la única de la que se dispone es la del escaneo por sonar original. Una clase de imágenes que resultan bastante difíciles de interpretar y de las que todos los expertos en la materia advierten que no hay que tomarse al pie de la letra.
Con todo, lo más seguro es que esta historia no haya escrito aún su último capítulo. Y Lindberg, probablemente, no tardará en sacarse algún otro as de la manga.


martes, 25 de julio de 2017

Conspiraciones




Temas:



LAS CONSPIRACIONES MUNDIALES:

 La CIA mató a JFK. El hombre jamás llegó a la Luna. Las torres gemelas fueron derribadas por aviones a control remoto. EL SIDA es un virus producto de un "error" de un laboratorio americano. En el Área 51 los americanos tienen el cadáver de un Extraterrestre. Hitler murió en la Argentina....y así podemos seguir hasta el cansancio. Lo fascinante de las "conspiraciones mundiales" es que jamás nadie puede probar su existencia o no. Así, en la mente colectiva de los humanos, tratamos de encontrarle alguna explicación a lo que en principio parece no tener. La nota que BNyT presenta a continuación ha sido escrita por un "arrepentido" de intentar explicar hechos sin solución aparente y nos cuenta cual es la verdadera intención de los "creadores de las conspiraciones"
Por Luis Alfonso Gámez (Magonia) (http://blogs.elcorreodigital.com/magonia)  agradece especialmente al señor Luis Alfonso Gámez por su autorización para publicar el siguiente articulo de su autoría. 

Sé algo que ustedes no saben

Sé algo que ustedes no saben. Tengo información de una conspiración de alcance mundial y algunos de sus protagonistas están en esta sala (1). Me ha costado casi veinte años darme cuenta. Dos décadas en las que he interpretado el papel de tonto útil, de colaboracionista, por ignorancia. Ahora, sólo espero que lo que les voy a contar sirva para que la gente conozca la verdad y para que otros como yo -que creen de buena fe en lo que hacen, a pesar de encontrarse en el bando equivocado- se den cuenta del engaño. Muchos de ustedes se encuentran en la misma situación que yo hasta hace poco; otros, los menos, son conscientes de lo que hacen, son algunos de los ideólogos y estrategas de la conspiración que voy a denunciar.

Todos conocen la historia oficial del moderno movimiento escéptico. Nació en la primavera de 1976 en Buffalo (Estados Unidos), a instancias de Paul Kurtz (foto), profesor de Filosofía de la Universidad del Estado de Nueva York y organizador de un encuentro sobre Los nuevos irracionalismos: la anticiencia y la pseudociencia . En aquella conferencia, se presentó el Comité para la Investigación Científica de las Afirmaciones de lo Paranormal (CSICOP) , entre cuyos fundadores estaban Isaac Asimov, Martin Gardner, Philip J. Klass, James Randi y Carl Sagan. Tres décadas después de aquel encuentro, el CSICOP -considerado por algunos la Policía de la Ciencia- es el más poderoso de una red mundial de grupos creadores de opinión que se extiende desde Japón hasta el Reino Unido, desde Canadá hasta Argentina, desde Egipto hasta Sudáfrica... ¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿Acaso es creíble que algo surgido de la nada y por iniciativa de un simple profesor universitario extienda sus tentáculos por el mundo de esa manera y atraiga a destacados científicos y pensadores que colaboran en sus proyectos por amor al arte?

Se entiende mejor todo si uno se para a pensar sobre los orígenes del CSICOP. ¿Creen que es accidental que esta organización naciera en Estados Unidos y que participaran en su creación personajes como Klass y Sagan? ¡Abran los ojos! ¡Piensen un poco! Klass fue durante décadas un destacado periodista de Aviation Week & Space Technology que estaba al tanto de los principales avances aeronáuticos de Estados Unidos y al que, desde mucho antes de su implicación en las actividades del CSICOP, se relacionaba con la CIA por su tendencia a explicar prosaicamente las observaciones de ovnis. ¿Y Sagan? (foto superiror) ¿Qué les voy a contar a ustedes de este influyente astrofísico que no sepan? No sólo tuvo la sospechosa fortuna de que la televisión pública estadounidense, la PBS, emitiera en 1980 su serie Cosmos, con la que saltó a la fama en todo el mundo, sino que además mantuvo siempre -incluidas las épocas de mayor tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética- fluidas relaciones con sus colegas del otro lado del Telón de Acero.

Señoras y caballeros, el CSICOP es una tapadera, un instrumento creado para abortar cualquier progreso del conocimiento científico que pueda cuestionar el orden establecido. Lo venía sospechando desde hace tiempo y me lo confirmó hace poco una fuente que no puedo identificar. Esa persona me llamó la atención sobre lo que les estoy diciendo y luego me pidió que escribiera el nombre del CSICOP al revés, POCISC, porque ahí se escondía su auténtica denominación: Plan of Censorship and Infiltration in the Scientific Community (Plan de Censura e Infiltración en la Comunidad Científica). Uno lo ve claro si echa una ojeada a la lista de miembros del CSICOP: hay destacados representantes de todos los campos de la ciencia, que actúan como caballos de Troya en sus respectivas disciplinas para desacreditar cualquier idea innovadora que vaya contra el dogma. Y lo mismo sucede con el resto de las llamadas organizaciones escépticas. Todas ellas forman parte de una estructura que tiene como objetivo mantener el statu quo y evitar que la opinión pública sea consciente del enorme potencial de lo paranormal, una trama que me acabo de inventar y que no aguantaría el mínimo análisis crítico, tal como sucede con todas las conspiraciones en las que están de por medio los platillos volantes y lo que en general etiquetamos como enigmas, así como con algunas ideadas extravagantes formuladas a partir de hechos reales.


Toda teoría de la conspiración descansa en la idea de que una o varias personas o entidades maquinan en secreto, y generalmente al margen de la ley, para alcanzar unos fines. En la historia reciente, hay numerosos ejemplos de conspiraciones demostradas, como el intento de asesinato de Adolf Hitler del 20 de julio de 1944, la manipulación del tabaco por parte de la industria para hacer los cigarrillos más adictivos, el caso Watergate, la implicación de la CIA en el golpe de Estado de Augusto Pinochet en Chile, la guerra sucia contra el terrorismo vasco alentada por el Gobierno español entre 1984 y 1986, el hundimiento del Rainbow Warrior por los servicios secretos franceses... Seguro que cada uno de ustedes puede hacer una lista de hechos recientes relacionados con una conspiración. Hasta los Gobiernos democráticos sujetos a un más férreo control popular recurren al secreto para actuar fuera de ley y a espaldas de sus ciudadanos, escudándose en la denominada seguridad nacional. Y, en ocasiones, alimentan la idea de una conspiración ficticia, como cuando la CIA aprovechó la fiebre por los platillos volantes para camuflar como naves extraterrestres aviones espía como el U-2 y el SR-71, aparatos que -según los expertos de la agencia de inteligencia- llegaron a suponer en su época cerca de la mitad de los ovnis vistos en el país.

Las conspiraciones reales son la base de otras, indignas de crédito, en las que están implicados los extraterrestres, los templarios, el Opus Dei, la NASA, la trilateral, los jesuitas, los judíos y un largo etcétera de colectivos reales e imaginarios. Hay quien cree que todas las conspiraciones demostradas y por demostrar tienen el mismo fundamento, que -como los Gobiernos, las multinacionales y algunos colectivos han hecho a veces cosas ilegales para lograr sus objetivos- prácticamente todo lo que sucede en el mundo -desde la elección de papa hasta el tsunami del Índico de diciembre de 2004- responde a intereses ocultos. Como hay quien quiere creer, hay quien fabrica el producto a la medida de ese consumidor. Así, entre las cenizas de las Torres Gemelas, surgieron todo tipo de tramas que apuntaban a que la planificación de los atentados había corrido a cargo no del terrorismo islámico, sino del presidente de Estados Unidos, que habría implicado en los ataques al Pentágono. Se han publicado en esa línea varios libros en los que no se aporta ni una prueba de tan extraordinaria afirmación y se nos quiere hacer creer, por ejemplo, que ningún avión se estrelló aquel día contra el cuartel general del Ejército de Estados Unidos; pero no se nos explica qué pasó entonces con los 64 pasajeros y tripulantes del Vuelo 77 de American Airlines.

El escritor que asumió en España como propias las disparatadas ideas del francés Thierry Meyssan , autor de La gran impostura (2002), es Bruno Cardeñosa, (foto) un ufólogo metido desde entonces en el negocio conspiranoico. Un mes después de los atentados del 11-M, Cardeñosa firmó un libro de "investigación periodística" en el que sostiene "que los atentados de Madrid están enmarcados dentro de un plan internacional que apunta directamente a Estados Unidos, cuyos gobernantes han resultado beneficiados por lo ocurrido en Madrid". No sé para qué pierden el tiempo los servicios secretos, la Policía y los jueces de medio mundo investigando el entramado del terrorismo internacional cuando un perseguidor de platillos volantes da él solito con la verdad en unos días.

Cuando se une a fenómenos traumáticos y en ella se implica a gobernantes o grupos de poder, la conspiración es un buen negocio para el periodismo basura y, además, puede llegar a tener un efecto tranquilizador sobre la población. Hay asesinos de masas que viven camuflados entre nosotros, pueden haberse educado en nuestras escuelas y ser seguidores del mismo club de fútbol que nosotros; en nada se diferencian exteriormente de quienes estamos aquí hasta que actúan. Ante esa amenaza oculta -cuyos hechos resultan difícilmente comprensibles para una mente sana-, el periodismo basura identifica a los culpables -poco importa que no lo sean- de desgracias como la de las Torres Gemelas con personajes, colectivos y países con mala imagen entre los destinatarios del mensaje. Es más fácil -y, por supuesto, más rentable- achacar en el mundo árabe las 270.000 muertes del maremoto del Índico a pruebas secretas de armas hechas por Israel, Estados Unidos e India que admitir que la Tierra es un planeta vivo y que, ante lo imprevisible de algunos fenómenos, lo que falló hace un año fueron los sistemas de alarma y de protección civil de los países afectados.

Según la teoría de la conspiración, el mundo está dividido en tres clases de personas: los que manejan los hilos, la masa ignorante y los valientes que lo revelan todo. En esta sala, los conspiradores son Joe Nickell, Benjamin Radford, Alejandro J. Borgo -director de la revista Pensar-y las otras figuras destacadas del movimiento escéptico. La mayor parte de ustedes ignoraban lo que los primeros persiguen hasta que yo -el arrepentido de turno que ha visto la luz cual Pablo de Tarso- se lo he contado hace unos minutos. Lo que pasa es que tampoco les he dado muchas pruebas, ¿verdad? Digamos que difícilmente convencería de la verosimilitud de mi teoría a un jurado, porque lo que he hecho es reunir un conjunto de pruebas circunstanciales basadas en interpretaciones mías y he dejado de lado todo aquello que no casaba con mi historia. Siguiendo ese principio, puede demostrarse cualquier cosa. Así, podía haber dicho que las siglas de Alternativa Racional a las Pseudociencias (ARP) -asociación cuyos estatutos redacté en 1986- ocultaban en realidad a la Asociación para la Represión del Pensamiento, pero hubiera sido tirar piedras contra mi propio tejado porque me hubiera situado en el mismo corazón de la conspiración, y -que quede claro- yo soy el bueno en esta historia. Como contrapartida a su fácil elaboración, este tipo de montajes no aguanta la mínima reflexión. Veamos un ejemplo.

Prácticamente un tercio de la población estadounidense duda de que Neil Armstrong, Buzz Aldrin y otros diez hombres pisaran la Luna entre 1969 y 1972. Para esas personas, los seis alunizajes del proyecto Apollo fueron rodados en un estudio cinematográfico porque las imágenes son demasiado nítidas, en ellas no se ven las estrellas y, si hubiera sido realidad, se habría vuelto al satélite hace tiempo. Sin embargo, casi cuarenta años después, lo que tenemos es problemas para que unos astronautas vuelvan sanos y salvos de la Estación Espacial Internacional (ISS), que se encuentra a 400 kilómetros de altura, una milésima parte de la distancia que separa la Tierra de la Luna. ¿Cómo se explica en 2005 que el transbordador espacial pueda desintegrarse durante la maniobra de reentrada en la atmósfera terrestre y que con ninguna de las cápsulas del proyecto Apollo pasara algo parecido hace más de treinta años? Muy sencillamente: el proyecto Apollo fue un montaje de principio a fin y las naves se dejaban caer desde un avión a gran altura sobre el Pacífico como parte de una escenografía ideada nada menos que por Stanley Kubrick.

La conspiración lunar es, por desgracia para sus promotores, fácil de desmontar. Para empezar, hay un argumento, que nada tiene que ver con la ciencia, que resulta demoledor: ¿cómo es que los soviéticos no denunciaron el engaño?, ¿es posible que el departamento de efectos especiales de la Casa Blanca engañara al Kremlin? Existen numerosas incongruencias en el discurso conspiranoico sobre las misiones Apollo y pruebas -en forma de rocas, de espejos dejados en la Luna, de grabaciones y de partes de naves que se quedaron allí- que demuestran la realidad de los alunizajes. Sin embargo, una exposición mediocre y sesgada -como la de Bill Kaysing en We never went to the Moon (1974) o la mía del comienzo de esta charla- puede llevar a la gente a olvidarse de la realidad y dar crédito a la ficción. Como ocurre habitualmente cuando hablamos de fenómenos paranormales, en las conspiraciones, el infiltrado arrepentido no suele haber trabajado en donde dice que lo ha hecho. Así, Kaysing no sólo nunca fue empleado de la NASA, sino que no tuvo nada que ver con el proyecto Apollo. Es cierto que trabajó en la compañía Rocketdine, la firma que desarrolló los motores del Saturno 5, pero como bibliotecario y, además, abandonó la empresa en 1963, antes de que se implicara en la conquista de la Luna. Un caso aún más descarado es el del periodista español Santiago Camacho, quien sostiene, en su libro 20 grandes conspiraciones de la Historia (2003), que Maria Blyzinsky, astrónoma del Observatorio de Greenwich , no se explica por qué no se ven las estrellas en ninguna foto lunar. Cuando leí la primera vez las declaraciones de la astrónoma, pensé que se trataba un personaje inventado. No es así. Maria Blyzinsky existe, es astrónoma y trabaja en el Observatorio de Greenwich. Ahora bien, jamás ha dicho lo que afirma Camacho y considera un disparate la teoría de la conspiración.

¿Qué podemos concluir de todo esto? Que hay conspiraciones y conspiradores, sin duda, y que los ha habido siempre; pero que no hay ninguna prueba -más bien todo lo contrario- de que tramas del estilo de la de El código Da Vinci -una novela que pretende hacer pasar por históricos hechos de nunca han ocurrido-, We never went to the Moon, La gran impostura y El incidente (1980) tengan la mínima base real. Lo razonable no es ni negar que hay conspiraciones ni afirmar que vivimos en un mundo regido por ellas. Nos guste o no, las hay; pero eso no significa que tengamos que creer que todo lo que nos cuentan y lo que nos pasa es producto de contubernios. Claro que es más fácil y psicológicamente tranquilizador culpar, por ejemplo, de nuestro estancamiento profesional a un malvado colega que a nuestra incapacidad o falta de entrega. Con las grandes conspiraciones -ésas que ocultan secretos impensables y en las que participan decenas de miles y hasta centenares de miles de personas sin que ninguna sea capaz de filtrar la menor prueba-, basta en la mayoría de los casos con aplicar el sentido común para derribar el castillo de naipes. Quizá sea eso en lo que tengamos que centrarnos los escépticos de cara al gran público porque, simplemente, puede ser lo más efectivo.

Por Luis Alfonso Gámez



(1) Intervención del autor en la Primera Conferencia Iberoamericana sobre Pensamiento Crítico, celebrada en Buenos Aires (Argentina) en septiembre.

jueves, 6 de julio de 2017

Profecías





Temas:


Profecía


Una profecía (del latín prophetīa, y este del griego προφητεία, o quizá del griego φαινος, aparición) es, en la primera acepción del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, un "don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras".

Podría considerarse la existencia de diferencias entre los términos "profecía" y "predicción". El Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española no marca límites tan precisos en el sentido de la palabra "predicción", al señalar que "predecir" significa "anunciar por revelación, ciencia o conjetura algo que ha de suceder". Por lo tanto, la "predicción" puede involucrar un don sobrenatural, un proceso lógico-racional, o un juicio más o menos subjetivo basado en indicios u observaciones. Por el contrario, la mayoría de las acepciones del citado diccionario referidas a la palabra "profecía" señalan que se trataría de un "don sobrenatural", es decir, que sería "inspirada por Dios". Así, se sitúa a las profecías mayormente en el ámbito de la fe, sin ligarlas necesariamente a un razonamiento en la previsión del resultado predicho.
En grados diversos y formas variables, las religiones de la antigüedad hicieron referencia a hombres "inspirados" que afirmaban hablar en nombre de su dios. Pero en las grandes religiones monoteístas (Judaísmo, Cristianismo, Islam), las manifestaciones extraordinarias nunca constituyen lo esencial en los profetas, que se distinguen claramente de otros exaltados o simuladores por tener simplemente carácter de "mensajeros". Las profecías eran, pues, consideradas simples indicadores del designio de Dios. Hasta la fecha, más allá de las evidencias científicas que puedan o no resultar suficientes para unos u otros, muchos seguidores de estas grandes religiones históricas afirman que, en buena medida, las profecías de sus libros sagrados se han cumplido.


Representación del Profeta Jeremías hecha por Miguel Ángel.


La supervivencia de las profecías en el tiempo: la profecía de María
La característica común de las profecías que sobreviven al paso del tiempo es que han sido determinadas como tales después de que ocurrieron los hechos. Por ejemplo, Jesucristo profetizó que el Templo de Jerusalén sería destruido (Mateo 24, 1-2) lo que, efectivamente, sucedió en el año 70 d.C. a manos de las legiones romanas comandadas por Tito.

Oración del Magnificat en la Iglesia de la Visitación (Ain Karim, Israel), escrita en hebreo. Un ejemplo extraordinario es la llamada "profecía de María", madre de Jesús. Ain-Karim, una pequeña ciudad situada siete kilómetros al oeste de Jerusalén, en la montaña de Judea, fue escenario de este maravilloso vaticinio en los albores mismos de la era cristiana. Allí vivía Isabel con su esposo Zacarías, cuando María fue a visitarla. Luego del saludo inicial, María realiza un cántico de alabanza a Dios, el Magnificat. En el momento culminante del Magnificat, María profetiza: "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada".[2] Dice el escritor Giuseppe Ricciotti: "¿Cabría imaginar profecía más inverosímil que ésta?... Una muchacha de quince años escasos, desprovista de bienes de fortuna y de toda posición social, desconocida a sus compatriotas y habitante de una aldea no menos desconocida, proclamaba confiadamente que la llamarían bienaventurada todas las generaciones. ¡Fácil parecía coger la palabra a aquella muchacha profetizante con la certeza absoluta de verla desmentir antes de la primera generación! Hoy han pasado veinte siglos y puede hacerse el cotejo entre la predicción y la realidad. Ahora puede ver la historia sin trabajo si María previó con justeza y si la humanidad hoy la exalta más que a Herodes el Grande, entonces árbitro de Palestina, y que a Cayo Julio César Octaviano Augusto, entonces árbitro del mundo."[3] Quizá sería aún más preciso, dadas las diferencias sociales existentes entre varones y mujeres en el siglo I, comparar la exaltación de María con la de la mujer más poderosa de su época, probablemente Livia Drusila (57 a.C. — 29 d.C.), tercera esposa de Augusto y emperatriz romana, deificada por Claudio, y preguntar quién de las dos ha sido más conocida y reverenciada a través de los tiempos.

A lo largo de la historia, los hombres han mencionado y comentado numerosas profecías, muchas de ellas oscuras y difíciles de desentrañar. El cumplimiento de la profecía de María, madre de Jesús, resulta evidente y constante para los creyentes después de tantos siglos, como también clara y concreta su formulación.


Artes adivinatorias y leyendas urbanas

El término "profeta" se aplica in sensu stricto en el ámbito de la fe y se refiere, como se señaló anteriormente, al que transmite la palabra de Dios. En un sentido más laxo, se puede considerar una profecía a un "juicio o conjetura que se forma de algo por las señales que se observan en ello" (quinta acepción del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española). Se trataría de una afirmación clarividente sobre el futuro, en general. Este otro tipo de llamadas "profecías" , pueden tener como marco la parasicología o las artes adivinatorias, como es el caso de las Centurias de Nostradamus. Se trata de supuestas indicaciones de hechos futuros que según los escépticos están escritas con un lenguaje ambivalente y, por tanto, podrían referirse a casi cualquier evento que se pueda hacer coincidir con el hecho profetizado. Quizá debido a la oscuridad de sus cuartetas proféticas, éstas han perdurado por siglos y han sido a menudo interpretadas de forma distinta por diferentes estudiosos a lo largo de los años. Muchos libros han sido escritos basándose en estas varias interpretaciones, a pesar de que las diversas "lecturas" de su material han variado de una publicación a otra.


Retrato de Nostradamus. 
Ejemplos de ello son algunas presuntas referencias a Napoleón Bonaparte: “Un emperador nacerá cerca de Italia/ que al Imperio será vendido bien caro/ dirán con qué gentes se une/ será considerado menos príncipe que carnicero”. En otra, puede leerse: "De simple soldado llegará a imperio/ de la ropa corta llegará a la larga/ valiente en armas, lo peor con la Iglesia/ vejará a los sacerdotes como el agua empapa la esponja". También las presuntas referencias a Adolf Hitler: "De lo más profundo del Occidente de Europa/ de gentes pobres un niño nacerá/ con su lengua seducirá a la muchedumbre/ su fama crecerá más en el reino de Oriente". Es la supuesta profecía que vaticina su nacimiento. Durante la Segunda Guerra Mundial alcanzó difusión la teoría de que la palabra "Hister" mencionada en otra cuarteta –II, 24– sea una aproximación fonética al nombre del dictador, a pesar de que también se trate del nombre latinizado del río Danubio.

En todos los casos, existirían diferencias en el nivel de claridad y precisión respecto de una profecía bíblica en el sentido estricto de la palabra, como fue la de María.

Lo mismo sucede con ciertas profecías tradicionales en las grandes religiones monoteístas, cuando son interpretadas fuera de contexto, como la «profecía de los Papas» de San Malaquías, o las profecías apocalípticas, que tienen como tema principal el fin del mundo o Armagedón.

Algunas supuestas profecías son en realidad leyendas urbanas como por ejemplo la leyenda correspondiente a los eventos del 11 de septiembre de 2001 que circuló en la Internet luego de producido el ataque a las Torres Gemelas.

Profecías en la antigüedad

Los Libros proféticos del Antiguo Testamento cristiano y del Tanaj hebreo forman un grupo de escritos bíblicos atribuidos a los profetas, es decir, a hombres inspirados por Dios para hablar en Su nombre y transmitir al pueblo sus enseñanzas.

En el Cristianismo, se consideran proféticos a los libros comprendidos entre Isaías y Malaquías (último del Antiguo Testamento). El Tanaj hebreo llama a esta colección Nevi´im ("profetas"), aunque incluye varios libros considerados por los cristianos como históricos (Josué, Jueces, I Samuel, II Samuel, I Reyes y II Reyes), sin incluir al profeta Daniel.

Entre los profetas cristianos podemos mencionar a Abdías, Ageo, Amós, Daniel, Elías, Eliseo, Ezequiel, Habacuc, Isaías, Jeremías, Joel, Jonás, Malaquías, Miqueas, Moisés, Nahúm, Natán, Oseas, Samuel, Sofonías, Zacarías, Juan el Bautista y Natan.


Oráculo de Delfos

El oráculo de Delfos fue un gran recinto sagrado dedicado principalmente al dios Apolo que tenía en el centro su gran templo, al que acudían los griegos para preguntar a los dioses sobre cuestiones inquietantes. Situado en Grecia, en el emplazamiento de lo que fue la antigua ciudad llamada Delfos (que hoy ya no existe), al pie del monte Parnaso, en medio de las montañas de la Fócida, a 700 m sobre el nivel del mar y a 9,5 km de distancia del golfo de Corinto.

De las rocas de la montaña brotaban varios manantiales que formaban distintas fuentes. Una de las fuentes más conocidas desde muy antiguo era la fuente de Castalia, rodeada de un bosquecillo de laureles consagrados a Apolo. La leyenda y la mitología cuentan que en el monte Parnaso y cerca de esta fuente se reunían algunas divinidades, diosas menores del canto, la poesía, llamadas musas junto con las ninfas de las fuentes, llamadas náyades. En estas reuniones Apolo tocaba la lira y las divinidades cantaban.

El oráculo de Delfos influyó en gran manera en la colonización de las costas del sur de Italia y de Sicilia. Llegó a ser el centro religioso del mundo helénico.