martes, 26 de septiembre de 2017

El ser de Atacama

El esqueleto de Atacama, apodado Ata, son los restos momificados de una criatura humanoide de aproximadamente 15 centímetros encontrada en el desierto de Atacama, Chile, en una fecha cercana a agosto de 2003,1​ dándose a conocer en los medios de comunicación el 19 de octubre de ese año. Durante una década se barajaron las posibilidades de que se tratara de un feto abortado, un mono o un extraterrestre. Sin embargo, científicos de la Universidad Stanford afirmaron que podría tratarse de un humano mutado. Las pruebas y los resultados se dieron a conocer el 22 de abril de 2013 en el lanzamiento en Hollywood del documental Sirius dedicado a la criatura.
Dichos expertos afirman que no se trataba de un feto, sino probablemente de una mutación de humano varón que alcanzó a vivir entre seis y ocho años, estando capacitado para respirar, comer y metabolizar. Otros expertos en cambio defienden que se trataría de un feto abortado –similar a otros que se conservan en algunos museos–, el cual sufrió algunas alteraciones óseas como consecuencia de su posterior proceso de momificación.

Características

El cuerpo, que actualmente se conserva en una colección privada en España, tenía un largo de no más de 15 centímetros, y poseía un cráneo ovalado más grande de lo normal en proporción al resto de su cuerpo, con una protuberancia sobre éste. Tenía dientes duros y afilados, su cuerpo era escamoso y oscuro,1​ cubierto por sarro,4​ y poseía 10 costillas, al contrario de las 12 de los demás seres humanos.5​ Inicialmente se pensaba que eran más antiguos, se ha fechado la antigüedad de los restos en las últimas décadas, teniendo un ADN de alta calidad apto para su análisis científico.

Descubrimiento

El Desierto de Atacama donde fue descubiero el humanoide es el más seco del mundo, y su abundante sal permite momificar naturalmente los cadáveres.
El cuerpo fue descubierto por Oscar Muñoz aproximadamente en agosto de 2003, mientras buscaba objetos de valor en una iglesia abandonada en la localidad de La Noria, un pueblo abandonado a 56 kilómetros de Iquique, en las inmediaciones de antiguas oficinas salitreras. El pequeño ser estaba envuelto en un género blanco atado con una cinta violeta.
El primero en fotografiar el esqueleto fue Alejandro Dávalos, otro recolector de las pampas salitreras como Muñoz a quien le mostró la criatura. Dávalos envió gratuitamente sus fotografías a los representantes de Aion, organización dedicada al estudio de la ufología. Pocos días después del descubrimiento, Muñoz regresó a Iquique y vendió el esqueleto por sólo 30 mil pesos chilenos —unos 60 dólares— a un conocido empresario iquiqueño, uno de sus clientes a quien solía vender sus objetos encontrados. Según Mario Pizarro, representante de Aion en la zona norte, el cuerpo podía venderse por 80 millones de pesos chilenos, aproximadamente 160 mil dólares. El nuevo propietario del esqueleto, en tanto, cobró 500 mil y 750 mil pesos chilenos por permitir sacarle una o dos fotografías respectivamente.
Al poco tiempo de conocido el caso el canal de televisión chileno Chilevisión realizó una completa nota sobre Ata, y llegaron a la zona varios ufólogos y aficionados a los fenómenos paranormales. Entre los primeros fue Rodrigo Fuenzalida, líder de Aion que trabajaba para Canal 13, quien no obstante desmintió que la criatura pudiera tratarse de un extraterrestre. El biólogo Walter Seinfeld, jefe de la carrera de Biología Marina de la Universidad Arturo Prat, por su parte, luego de ver imágenes del humanoide aseveró que se trataba sin duda de un mamífero, y casi con toda seguridad de un humano abortado.

Pruebas concluyentes

El equipo de científicos de Stanford a cargo de determinar la naturaleza del humanoide estuvo dirigido por Steven Greer. El análisis consistió en extraer ADN de una disección al final de las dos costillas anteriores del humanoide, lo que les permitió extraer material de su médula ósea.​ Se descubrió que compartía un 96% de material genético humano. Estas pruebas las obtuvieron en Barcelona, donde se trasladaron luego de seis meses de estudios sin resultados concluyentes.
Según dijo Gary Nolan, director de biología de células madre en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, "es una criatura más cercana a los humanos que a los chimpancés. Vivió hasta una edad de 6 a 8 años. Obviamente, respiraba, comía, metabolizaba. Se pone en duda qué tamaño podría haber tenido cuando nació".

Los restos momificados de una criatura de 14 cm de longitud y con un extraño cráneo aplastado fueron encontrados hace ya una década en el desierto chileno de Atacama. Su particular aspecto le hizo merecer el sobrenombre de «alienígena» y causó gran impresión entre los aficionados a la ufología, emocionados ante la posibilidad de haber dado, por fin, con un especimen realmente exótico. Sin embargo, los restos fueron examinados en 2007 por el reconocido forense español Francisco Etxeberria, quien participó en el análisis del cuerpo del presidente chileno Salvador Allende y reveló la presencia de restos humanos en la finca de José Bretón, entre otros famosos casos. El antropólogo confirmó que el presunto alienígena era «fuera de toda duda, un feto humano momificado completamente normal», según recogía el informe médico pericial. La edad de gestación era de 15 semanas e incluso tenía una porción de cordón umbilical pegada al abdomen.

Sin embargo, hay quien tiene otra opinión. El documental «Sirius», que se estrenó en EE.UU. el pasado domingo y que por cierto se puede comprar en internet, rescata al «alienígena de Atacama» y, envolviéndolo en una atmósfera de misterio, dice que tiene ADN humano -obviamente-, pero que no es un feto, sino un niño producto de una mutación, que nació y vivió durante varios años. El documental menciona un estudio liderado por el director de biología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), Garry Nolan.

Mutación humana

Al parecer, para llegar a esta conclusión, los expertos diseccionaron dos costillas de la criatura. «La secuencia que obtuvimos de la mitocondria nos señala con un gran porcentaje de acierto que la madre es una indígena chilena», ha indicado Nolan, según la agencia EP. Además, ha apuntado algo sorprendente: que se trata de una «interesante mutación» de un humano varón que sobrevivió a su nacimiento durante seis u ocho años y en ese tiempo «respiraba, comía y metabolizaba». Para Nolan, el interrogante es cuándo nació.

El informe contrasta seriamente con la autopsia de Etxeberria, que explicaba la momificación porque «los fetos no tienen flora bacteriana en el tubo digestivo, que es donde se inicia la putrefacción de los cadáveres, unido a la circunstancia de la pérdida de sangre como consecuencia de no haber mantenido ninguna precaución con el cordón umbilicial. De esta forma, la hipovolemia (disminución del volumen circulante de sangre) habría favorecido el proceso de conservación del cadáver», explica. (Puedes acceder al informe médico completo desde el fantástico blog Magonia de Luis Alfonso Gámez en El Correo).

Para no quedarse sin extraterrestre y decepcionar a los más fanáticos, el nuevo documental también trata el debate que se ha generado en EE.UU. sobre si divulgar la supuesta información confidencial que esconde el gobierno de Obama acerca de los ovnis.

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